Desde Los Angeles hasta donde quieras: Seguimos Coloreando Guerras
¿De qué Color es la Guerra?
¿Verde militar? ¿Verde amazónico de riqueza natural? Azul marino de melancolía? ¿Rojo Zapatista con negro de luto? ¿Color Cuba Libre con Verde de Embargo? ¿Blanco KuKlaxKlan?
¿Es transparente como el color de lxs desaparecidxs? ¿Azul avioneta? ¿Gris bombardeo? ¿Del mismo amarillo que tiene la mirada del chico que te dice que su futuro estará asegurado en una escuela militar? ¿De que color se mancha el blanco cuando disparan mentes inocentes?
¿De qué color piensas la guerra?
Nadie esta excluidx de conocer (o reconocer) la palabra “guerra”. A diario se escucha por doquier: en la calle (guerra), en los medios de comunicación (guerra), en tu esquina (guerra), y hasta en las trincheras de tu propia conciencia social (guerra). Y ya sea porque “hay guerra en X lugar” o porque no hay paz en sitio “Y” siempre escuchamos la información de las cifras correspondientes a la guerra ya sean locales o globales. Recuerdo que mi primer conocimiento de esta palabra fue por la guerra de las pandillas en Los Ángeles, California en los años 80`s cuando las gangas de la Calle 18 (18st) se tiraban bala con los cholos de Mara Salvatrucha (MS). Después conocí la guerra de las razas: todos contra todxs porque todas las personas reducidas a la categoría de “minoría étnica” éramos diferentes a los anglos. Las razas se dividían cada vez más y fragmentaban la integración cultural con balas y odio, xenofobia y discriminación. Los Afro-Americanos contra los Latino-Americanos y los Salvadoreños contra los Mexicanos y los Afros contra los Asiáticos, y los Anglos contra todxs nosotrxs. Y mientras eso se generaba en mi contexto social, recuerdo haber escuchado por primera vez el nombre de Nelson Mandela y su lucha contra el sistema de Apartheid en Sudáfrica. Las razas se dividían en Los Ángeles y también en Johannesburgo y mientras unos justificaban que el darwinismo social era la ciencia del racismo, otrxs luchaban por generar respeto y tolerancia hacia la diversidad humana.
Desde entonces comprendí que la identidad también es un motivo para generar guerras y que aunque el color de la piel es algo que no se elige propiamente, sigue siendo una característica para categorizar y posteriormente atacar a las personas. La propia historia de la esclavitud y colonización nos muestra que heredamos una sociedad que desde hace siglos había aceptado esos parámetros biológicos para justificar maltrataos. Sera por complacencia e ignorancia que aún no nos hemos desecho de esa mentalidad encapsulada en odio y codicia.
Memorias de la Brutalidad
Yo estaba en 5to grado de primaria en California, EE.UU cuando sucedió aquel incidente que marco para siempre mi concepto del racismo. Fue en el 1992 cuando cuatro policías blancos, miembros de la Policía Departamental de Los Ángeles (LAPD por sus siglas de ingles), fueron absueltos por un jurado después de haber violentado brutalmente contra Rodney King, un afro-americano que fue perseguido por sobrepasarse el límite de velocidad para conducir en la autopista. Este hecho hizo más notorio el nombre del South Central Los Ángeles que ya era conocido por la violencia que surgía en sus ghettos. El indulto otorgado a los agresores genero disturbios por numerables barrios en el interior de Los Ángeles. Estos hechos fueron mejor conocidos como los “L.A. Riots”, “Los Disturbios” y “Las Quemazones” dado que cada centro comercial y tiendas de pequeños empresarios, chóchales, y mercados por toda la ciudad se encendían en llamas. La gente salió a la calle y saqueo tiendas, quebró vitrinas, robo y sacudió el coraje generado después de racionar que el racismo era una guerra del estado contra nosotrxs lxs que vivíamos en los barrios donde la violencia y la discriminación eran [y son] el estatus quo. Ya existían las frustraciones sociales, ya existía la pobreza y el crimen, ya existía el odio y la brutalidad policiaca y la brutalidad desembocado en Rodney King fue la gran gota que derramo el vaso en las calles. Fue la primera vez que vi tan cerca y parados sobre los muros y techos de los edificios al súper armado ejército nacional; habían declarado crisis de seguridad para los angelinos. Estábamos en zona de guerra y había toque de queda a consecuencia de la forma en la que la gente desprendió con coraje su impotencia frente al racismo institucionalizado.
Opciones para la juventud en Vogue: ¿Arma Ilegal o Ejercito Patrocinado?
Hay que preguntarnos ¿por qué nuestra sociedad permite que la juventud tome un arma para defenderse como opción de vida? Lo digo porque he visto como mis vecinxs y compañerxs empezaron cargando navajas y pica hielos para defender su territorio. Quienes lograban sobrevivir la violencia urbana seguían arriesgando su libertad por defender su “clica” su “ganga” y a sus “homies” pandilleros. Y ahora como adulta he visto como mis amigos que lograron escaparse de las pandillas y terminar la preparatoria (o “high school”) se pasaron a formar la fila en un batallón. Era el mismo resultado: O tomas la violencia en la calle y la diriges en contra de los que están a tu alrededor o la aprendes en el batallón y la diriges en contra de quien te digan que es el enemigo del Estado. Solo que esta segunda opción la legitima, justifica, reconoce, y necesita el Estado y el capital financiero. Entonces ¿cuál es tu opción como joven? O cargas un arma robada para matar los de tu mismo entorno o te inscribes como soldado y te disfrazas con un uniforme prestado convencido de que estas defendiendo la seguridad de una patria—la misma patria que nunca te ofreció una mejor vida en las calles. ¿Que sigue pasando en nuestros vecindarios, nuestras ciudades, nuestro país, el continente, y nuestro planeta que la juventud sea forzada a optar por la violencia como único rito ceremonial para llegar a la adultez?
¿Militarizar nuestra mente en nombre de cuál defensa?
Defender la vida a muerte es un oxímoron que a diario lo tenemos que vivir. Defendemos la patria con un ejército que sigue recibiendo entrenamiento por EE.UU en el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (anteriormente conocido como Escuela de las Américas). Su mayor fama se la ha conseguido por tener entre sus graduados a los mejores asesinos, quienes son entrenados para combatir e dirigir las guerras en nuestros países latinoamericanos. Y mientras nuestrxs hermanxs, nuestros compañeros, nuestrxs vecinxs y nuestrxs secuaces son enviados a las filas del combate, el desempleo crece, disminuyen el número de estudiantes en las universidades, aumenta el hambre y disminuye la seguridad de civiles. Hay que destacar que quienes toman las decisiones para las estrategias guerreristas en reuniones diplomáticas de altos rangos jamás enviarían a sus propios hijos a realizar una operación de combate militar! En Estados Unidos lxs personas identificadas como parte de una minoría racial (aunque ya no son minorías étnicas como se supone), conforman la primera línea de fuego en combate. Estos individuos se distinguen porque tienen rostros mestizos, mulatos, y llevan el apellido de nuestra gente. Se van para Iraq y a Afganistán sin poder comprender lo que es “defender una democracia” porque a los 18 años nunca aprendieron bien la historia ni la ciencia política de su propia sociedad. Esto se da en un contexto en donde reina la discriminación, donde no existen opciones para una educación (es demasiado costosa,) y en donde un joven no-anglo que termina la preparatoria (High School) tal vez resulte trabajando en un Mc. Donald’s si no es que se suma a la fila del U.S.Army. Entonces no es difícil convencer a la juventud de que vayan a sacar la adrenalina con permiso para matar. ¿Estaremos describiendo a Los Ángeles, EEUU? ¿O Medellín, CO? ¿O Ciudad Juárez, MX? No es sorprendente que los jóvenes--creyendo que la guerra es su única opción económica—terminan prefiriendo irse a ser falsos héroes para una patria hipócrita. Obviamente esto es mucho más efectivo cuando se utilizan métodos psicológicos para convencerles y enseñarles como odiar y perpetuar la violencia. Pero yo sigo creyendo que detrás de cualquier cara dura de quienes violentan contra otros, existe simultáneamente una conciencia que desea ser librada del dolor y coraje aprendido.
¿Y cómo es posible que en México se esté fomentando una guerra generada por la situación política-económica y que se presente ante nuestra sociedad como una “lucha contra el narcotráfico? Hay que cuestionar ¿que (y quienes) dicta/n los precios del narcotráfico y quien maneja el precio del mercado para el consumo de los narcóticos exportados? Es obvio que el tráfico de drogas beneficia a muchas personas de alto poder y no es posible que el mismo estado se auto-fusile ¿O sí? ¿Quién pone los cuerpos y quien pone las balas y quien sufre las consecuencias? ¿Desde qué lado de la frontera México/EEUU con sus 3,169 kms (1,969 millas) de barreras de alta tecnología se colocan los variables necesarios para la importación de armas ilegales a México? Quien ha permitido que tengamos como resultado 38,000 muertos en los últimos 4 años? En México, según un país democrático, las cifras de muertos ya han superado las cifras de lxs desaparecidxs durante la dictadura en Argentina!
¿Por qué los índices del desempleo en EEUU no mejoran si es un país con suficientes recursos para poder darle 410 millones de dólares a México gracias a los acuerdos del Plan Mérida? “Más armas, mas balas, mas militares en la sociedad” son las letras pequeñas que la gente no lee cuando firma acuerdos que resultan en asesinatos legalizados por los gobiernos. ¿Por qué las instituciones de educación pública en EEUU han aumentado un 150% el costo de inscripción mientras se gastan millones en armamento para la Defensa Nacional (ve aquí para ver un contador del gasto militar estadounidense)? ¿Por qué cada año se construyen más cárceles que universidades? ¿Por qué ni México ni Estados Unidos utilizan esos millones para promover opciones para la juventud, programas para una educación gratuita, para un sistema de salud digno que permitan crear una sociedad más critica que promueva el conocimiento socio-político y cultural de? ¿Por qué EEUU no libra guerras en su propio territorio teniendo en cuenta todas las guerras en las que directamente ha apoyado y/o participado: WW1, WW2, Vietnam, Pearl Harbor, Corea del Norte, Panamá, Cuba, Colombia, México etc. ¿Por qué sus estrategias son de exportar guerras al mal llamado “tercer mundo” o en donde “están los terroristas” y así lograr militarizar a otros países? ¿Por qué se exportan hombres para la guerra en donde se ubican intereses del petróleo, minerales, y riquezas de recursos naturales? ¿Cuantas Bases Militares de EEUU hay alrededor del mundo (Mapa de bases militares )? ¿Cómo se justifica esto?
¿De qué color es la guerra contra la paz y la defensa de libertad, justicia y dignidad?
La guerra no solo es roja de sangre, también hay guerras negras como el luto, y en muchas otras ocasiones es invisible y se transforma conforme al nombre que se le otorgue para subliminarla. Esta última década ya nos hemos adaptado a que “guerra” también es “defender el territorio” o “que la lucha contra el terrorismo” la libra el gobierno a pie de letra para poder “combatir al enemigo de la patria”. Al igual, como dice el dicho, al buen entendedor pocas palabras. Lo que me ha quedado claro es que la guerra es creada en contextos que permiten que un ataque sea la defensa propia y que la vanguardia sea la razón que justifica la violencia en contra quien/es no piensa/n o son como se quiere que piense/n.
Pero la palabra guerra no solo se define en los barrios urbanos, también se nutre en las selvas, campos, montañas, cerros, esquinas, sótanos clandestinos, plazas, templos y precipicios inimaginables. Y es por eso que las mismas sociedades también crean su contraparte de resistencias ya sean armadas o pacificas; muestra de esto son los centenares de movimientos sociales que han optado por declarar su guerra en contra el status quo. Sin embargo, creo que para generar un cambio profundo en esta sociedad guerrerista en la que nos hemos formado es necesario analizar las estrategias y re-pensar de qué manera se puede contribuir para generar caminos nuevos. Se necesita transformar nuestro mundo a un mundo en donde la guerra no tenga que ser un requisito para la paz. Deberíamos de pensar en cómo generar las condiciones para que cada uno de nosotrxs opte por brindar el máximo respeto hacia la vida sin tener que morir por ella.
Hay que ver y aprender de nuestras experiencias y cuestionar los acontecimientos detrás de las historias y hechos que nos han conducido al actual estado de la humanidad. Por ejemplo, en
Colombia se sigue librando una guerra de casi media década en donde hoy en día se ha generado un contexto multi-facetico de violencia estatal, social y de luchas pacificas de resistencia civil. En todo ámbito social se ha escuchado el grito a favor de la paz y sin embargo, ¿Cómo es posible que comunidades en resistencia que optan por la no-violencia sean perpetuamente atacadas por querer vivir una vida pacifica? ¿Cómo es posible que el mismo ejercito sea quien ejecuta a inocentes civiles en nombre de una misma patria que usurpa el significado de la paz? Tal es el caso de muchas comunidades que se han organizado para defender la vida! (véase Comunidad de Paz de San José de Apartado)
¿Qué significa vivir en un mundo en donde todxs sufrimos por la guerra?
Todas y todos conocemos la palabra “guerra”, y así no estés directamente participando en una zona de combate pandillero, militar, o política, las consecuencias las vivimos todxs. No solo quienes toman las armas son quienes están en la guerra; No solo las FARC o los miembros del Ejército en Colombia viven la guerra, no solo lxs Indígenas de México el EZLN, y los paramilitares viven con la guerra, no solo los narcos y sicarios son quienes generan la guerra, no solo los chiitas y sunitas Iraquís mueren por la guerra, no solo a lxs campesinos de Afganistán les afecta la guerra, no solo son las madres de los hijos enviados a combatir a quienes les duele la guerra - también incluye a quienes luchan sus propias guerras por la paz.. y así todas las personas en el mundo somos unidas y separadas por un defecto común: la perniciosa guerra.
-Mayra-Sofía Moreno
myra2m@gmail.com